Para que los cambios sociales arraiguen, los niños y jóvenes deben participar en el esclarecimiento de la verdad

20/11/2015


*“Me gustaría que a los niños se les otorgaran sus derechos. Padres y madres deberían recibir el respeto que se merecen. Pero también hay que respetar a los niños, para que todos podamos avanzar juntos en la misma dirección” –Mark, un niño keniano que testificó ante la Comisión de la Verdad, la Justicia y la Reconciliación de Kenia.*

Los niños sufren especialmente los conflictos y atrocidades masivas y tienen una perspectiva singular sobre cómo afectan esos acontecimientos a sus comunidades. Esto hace que su participación en los procesos de justicia transicional sea esencial, para que los países puedan verdaderamente romper con el pasado y afrontar los legados de la violencia masiva.

La Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada hace 26 años, garantiza el derecho de los menores a participar y ser escuchados. En nuestro trabajo alrededor del mundo, hemos constatado que niños y adolescentes expresan constantemente el deseo de opinar sobre la construcción de un futuro mejor para ellos y para sus países, aprendiendo de las atrocidades pasadas.

Ahora que hay comisiones de la verdad en marcha o que están previstas en Túnez, Nepal, Colombiam entre otros países, celebramos el Día Universal del Niño subrayando la importancia que tiene hacer partícipes a los menores de los procesos de esclarecimiento de la verdad, y proporcionando consejos prácticos sobre cómo hacerlo con eficacia.

Después de siete años de estrecha colaboración con menores de varios países a través de nuestra unidad especializada dedicada a la Infancia y la Juventud, hemos identificado algunas medidas esenciales sobre cómo incorporarlos al esclarecimiento de la verdad con el fin de conseguir que su participación promueva cambios sociales de larga duración. Aquí están nuestras reflexiones, acompañadas de útiles herramientas para profesionales y educadores:

Hay que escuchar a los niños y adolescentes, porque son los líderes del mañana

Los niños no sólo tienen derecho a ser escuchados, sino que en muchos contextos lo están exigiendo activamente. Ghada, de Túnez; Prativa, de Nepal, y Julián, de Colombia, en representación de las voces de muchos otros chavales de todo el mundo, han defendido abiertamente que quieren conocer la verdad sobre el pasado de sus sociedades y participar directamente en los procesos de esclarecimiento de la verdad.

En Kenia, después de que las polémicas elecciones de 2007 desataran generalizados actos de violencia que produjeron por lo menos 1.500 muertos, agresiones sexuales y el desplazamiento de miles de personas, se creó una Comisión de la Verdad, la Justicia y la Reconciliación (CVJR) para investigar los crímenes cometidos durante ese periodo y anteriormente, remontándose hasta 1963. El mandato de la Comisión cubría actos de violencia étnica, crímenes económicos, marginación de comunidades y otras violaciones de derechos humanos. Ante la CVJR declararon unas 40.000 personas.

Partiendo de la experiencia de comisiones de la verdad anteriores (sobre todo las de Sierra Leona y Liberia), que allanaron el camino hacia una mayor participación infantil, la CVJR keniana se tomó en serio la necesidad de involucrar a los niños y de crear procesos y medidas de protección para que participaran en su recogida de declaraciones y testimonios. Se celebraron dos sesiones dedicadas a la infancia y se recibieron declaraciones de unos 2.000 niños.

Nuestro cortometraje Voces del mañana narra la historia de Mark y Sharon, dos adolescentes kenianos que, creyendo en la importancia de revelar la verdad sobre los crímenes ocurridos en Kenia, participaron en las labores de la CVJR. Los dos se presentaron ante la comisión para relatar su historia y expresar su confianza en el futuro de Kenia. “Me gustaría ver que la gente lleva una buena vida en Kenia. Me gustaría ver la paz”, declaró Mark. “La gente no debería ser tribal, debería hacerse responsable de su propia vida”.

En los últimos años hemos observado enormes avances en la concientización sobre el derecho que tienen niños y niñas a participar y ser escuchados, ya que se han abierto espacios para escuchar su opinión sobre aspectos vitales que les afectan a ellos y a sus comunidades. Sin embargo, muchos todavía se preguntan cómo podemos ir más allá de la presencia simbólica y convertir el derecho a la participación en un compromiso de peso e influyente.

Los procesos de esclarecimiento de la verdad deben responder a las necesidades concretas de los niños

Hasta la década pasada las comisiones de la verdad no comenzaron a requerir la participación directa de niños. Comisiones de la verdad anteriores como la de Sudáfrica barajaron la idea, pero finalmente decidieron que era demasiado arriesgado para los niños participar en las declaraciones. Sin embargo, esa participación directa de los menores en los procesos de esclarecimiento de la verdad, si se planifica y organiza adecuadamente, no sólo puede enriquecer la recogida de relatos sino comenzar a conformar positivamente la identidad de los niños para convertirlos en ciudadanos comprometidos.

Un importante desafío al que se enfrentan las comisiones de la verdad es la tensión constante entre el derecho de los niños a la participación y su derecho a la protección. Con el fin de orientar sobre cómo llegar a un equilibrio entre esos dos derechos fundamentales, el ICTJ entrevistó a exmiembros de la comisión de Kenia, integrantes de organizaciones de protección de la infancia y expertos internacionales, incorporando sus experiencias a dos vídeos de formación, que proporcionan interesantes ideas sobre cómo hacer eficazmente partícipes a los niños de los procesos de esclarecimiento de la verdad.

Involving Children in Truth Commission Proceedings [Cómo involucrar a los niños en los trabajos de las comisiones de la verdad, disponible únicamente en inglés] repasa exhaustivamente los métodos para incorporar a los menores a las comisiones de la verdad, en tanto que Planning for Children’s Involvement in Outreach, Statement Taking, Hearings, and Reports [Cómo planificar la participación de los niños en labores de difusión, toma de declaraciones, vistas e informes, disponible únicamente en inglés], ahonda en los pormenores de ese proceso. Con esos vídeos, los participantes en labores actuales y futuras de esclarecimiento de la verdad como las de Túnez, Nepal y Colombia podrán aprender de experiencias prácticas.

“Desde el principio es preciso poner en marcha mecanismos de difusión para llegar a los diferentes grupos interesados en el proceso, [entre ellos] niños”, afirma en el vídeo Nancy Kanyago, directora de Apoyo Especial en la TJRC de Kenia. “[Se necesitan] recursos, educación ciudadana y comenzar a planificar su participación, porque, para conseguir la de los niños, hace falta mucho trabajo previo. Así que es necesario conjugar el compromiso con la buena voluntad, y aplicar planes serios para que [los menores] puedan realmente participar”.

Hay que enseñar la verdad en las aulas

Como primer paso, es muy importante incluir a niños y adolescentes en las comisiones de la verdad, pero la participación de los menores no termina con la declaración.

La influencia de una comisión de la verdad, o de un proceso de rendición de cuentas nacional con un legado de violaciones de derechos humanos, depende en gran medida del debate y de la reflexión públicos que desaten sus conclusiones mucho después de la publicación del informe final. Esa influencia depende de cómo contribuyen esas conversaciones a una mejor comprensión del pasado de un país, de cómo catalizan un rechazo de la violencia como método de solventar diferencias dentro de la sociedad y, en consecuencia, de si generan cambios de actitud y de estructuras en el presente y en el futuro.

Uno de los lugares más importantes para celebrar esas conversaciones es el aula. La comunidad educativa, tradicionalmente apartada del debate sobre el esclarecimiento de la verdad y la justicia transicional, puede desempeñar un papel crucial a la hora de otorgar significado a esos procesos, sobre todo a las comisiones de la verdad. En esos procesos deben participar desde el principio miembros de la comunidad educativa, para que las iniciativas estén bien enfocadas y se coordinen con vistas a tener una influencia máxima y a fomentar debates más amplios, que incluyan a los menores.

Learning From Our PastEn Kenia, en colaboración con la CVJR, Facing History and Ourselves y con Shikaya, el ICTJ desarrolló Learning From our Past [Aprendiendo de nuestro pasado, disponible únicamente en inglés], un libro ilustrado basado en el informe final de la comisión y concebido para orientar los debates sobre el pasado entre los estudiantes y suscitar conversaciones sobre el fortalecimiento de la justicia y la consolidación de la democracia y la cohesión social en Kenia.

Según un joven activista de Nairobi que asistió recientemente a un cursillo del ICTJ sobre cómo aprender del pasado: “Sólo aprendiendo de esos conflictos y de qué nos condujo a ellos podremos afrontar sus causas últimas con el fin de impedir que se repitan en el futuro”.

La misma sensación se tiene en otros países. En Canadá, después de la presentación de las conclusiones de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), los estudiantes están pidiendo que se enseñen en las escuelas los abusos cometidos contra los niños indígenas en los Internados Indios y el legado de los mismos (que se detalla en el informe de la CVR).

Como explicó Andrea, una adolescente de Edmonton, Canadá: “Somos la siguiente generación. Dentro de 10 años seremos adultos, abogados, primeros ministros. Ahora que somos menores tenemos que saber y cuando seamos mayores nos aseguraremos de que esto no vuelva a ocurrir”. Convertir el derecho a participar no sólo beneficia a los niños, sino que también es crucial para fomentar, en general, la eficacia de los procesos de justicia transicional. Como explicó un adolescente keniano: “El conocimiento es poder. Si los jóvenes son conscientes habrá esperanza de tener un futuro mejor, una Kenia mejor, una África mejor, un mundo mejor”.


FOTO: Ilustración del libro "Aprendiendo sobre nuestro pasado" que muestra la diversidad entre los jóvenes kenianos. (Ilustración de Maurice Odede)