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Tras las recientes y polémicas elecciones presidenciales, los venezolanos de todos los sectores de la sociedad salieron a las calles para expresar su desconfianza colectiva ante los resultados oficiales, su indignación por la terrible crisis económica y política de su país y su exigencia de transformación. Por un breve momento, la multitudinaria unidad de sus voces hizo creer que se había abierto una ventana de oportunidad para un cambio real. En los países que luchan contra violaciones masivas de los derechos humanos, de vez en cuando se abre una ventana de oportunidad para que la sociedad se una y avance hacia la paz y la justicia. Lamentablemente, esas ventanas no permanecen abiertas indefinidamente.

En julio, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, viajó a Nueva York para dirigirse al Consejo de Seguridad de la ONU sobre el estado de la implementación del acuerdo de paz de 2016 entre el gobierno colombiano y el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Durante su visita, Petro también inauguró un monumento que conmemora la búsqueda incansable de la paz en el país.

La revuelta regional derivada de la guerra en curso en Gaza ha creado más obstáculos en el ya complejo camino hacia la paz en Yemen. Los rebeldes hutíes continúan sus ataques en el Mar Rojo, que califican de actos de solidaridad con Palestina, a pesar de las represalias de Estados Unidos y sus...

A lo largo de 2023, los expertos del ICTJ han ofrecido su perspectiva única sobre las noticias de última hora en todo el mundo como parte del Informe Mundial. Sus perspicaces comentarios han puesto de relieve el impacto que estos acontecimientos tienen en las víctimas de violaciones de derechos humanos, así como en luchas más amplias por la paz y la justicia. En esta edición, recordamos el año pasado a través de la columna Expert's Choice.

El 15 de octubre, el Secretario General de la ONU hizo dos fuertes llamamientos humanitarios: que Hamás libere a los rehenes inmediatamente y sin condiciones, y que Israel permita que la ayuda humanitaria entre en Gaza sin obstáculos para que pueda llegar a los civiles que la necesitan desesperadamente. El Consejo de Seguridad de la ONU oyó sus palabras, pero no las escuchó. Mientras tanto, que los gobiernos con poder para persuadir a los actores involucrados en las hostilidades a respetar el Estado de derecho no lo han hecho. Sin embargo, el imperativo moral es claro y simple.

El nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, fue elegido para el cargo en una campaña progresista para fortalecer la democracia, implementar reformas sociales y traer "paz total" al país. Su enfoque de la paz abarca negociaciones políticas con todos los grupos insurgentes restantes y diálogos simultáneos con organizaciones criminales orientados a su sumisión voluntaria a la justicia a cambio de indulgencia punitiva. Pero ocho meses después de su administración, los esfuerzos de Petro para cumplir su promesa de campaña enfrentan numerosos desafíos.

Durante 112 años, el Día Internacional de la Mujer ha sido un momento para celebrar los logros de las mujeres y crear conciencia sobre la desigualdad de género. El 8 de marzo, la campaña #EmbraceEquity de este año destacará la contribución de las mujeres en varios campos, al tiempo que destacará los desafíos que enfrentan en otras industrias. Eliminar las barreras de acceso de las mujeres a los recursos económicos, políticos y sociales es fundamental para crear y mantener una sociedad democrática estable. A menudo, los regímenes represivos buscan ejercer un control sistemático sobre la vida de las mujeres. De manera similar, una erosión de los derechos de las mujeres en las democracias “estables” es a menudo un presagio de un ataque más amplio a los derechos de los ciudadanos.

Ocho años después de una guerra brutal, el pueblo de Yemen sigue sufriendo la peor crisis humanitaria del mundo. La guerra ha provocado más de 370.000 muertes, más de la mitad de las cuales están relacionadas con causas indirectas como el hambre y enfermedades prevenibles. Alrededor de 4 millones de...

En la última ronda de negociaciones entre Ucrania y Rusia en Estambul el 29 de marzo, el presidente turco Tayyip Erdogan llamó a ambas delegaciones a actuar con responsabilidad y acordar un alto al fuego. Les recordó su misión histórica de lograr una paz justa. No hay nadie que se oponga a tal declaración. Sin embargo, como hemos visto antes en muchos otros conflictos, definir qué significa justicia en el contexto de la guerra puede representar un obstáculo aparentemente insuperable.

Afganistán es un trágico ejemplo de cómo un país en transición puede revertir drásticamente el arduo camino hacia la paz y la democracia y regresar a un abismo de violencia y represión a una velocidad vertiginosa. En el lapso de unas pocas semanas, los talibanes recuperaron el control del país. Cuando finalmente entraron en Kabul, el gobierno afgano respaldado internacionalmente colapsó. Ahora al mando, los talibanes no han perdido tiempo en demostrar su objetivo de volver a imponer el mismo gobierno extremista y opresivo, a pesar de las declaraciones iniciales que afirman un compromiso con la paz y los derechos humanos.

Solo hace falta echar un vistazo rápido a las noticias para ver cómo el mundo ha vuelto a fallar a los civiles afganos. Afganistán no ha tenido muchos años buenos en las últimas cuatro décadas de guerra, pero los últimos 15 meses han sido decididamente tensos. El caos actual y el aumento de la violencia son prueba de que, a pesar de lo que ha proclamado el gobierno de los EE. UU., la “guerra eterna” continúa. La paz y la justicia significativa y centrada en las víctimas siguen siendo esquivas.