Panel II: Llevando los casos a juicio: Mandatos y estrategia de acusación

En el segundo panel de la jornada, Marko Prelec, Tarik Abdulhak y Sofia Candeias expusieron sobre las estrategias de acusación que las Fiscalías aplicaron en Bosnia-Herzegovina, Camboya y Timor Oriental para llevar a juicio a los principales responsables de violaciones masivas de derechos humanos.

El historiador Marco Prelec, quien trabajó como analista en el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia y más tarde estableció y dirigió la Sección de Investigación y Análisis de la Of icina del F iscal en Bosnia-Herzegovina, compartió su experiencia a la hora de diseñar y liderar la investigación de crímenes cometidos contra las diferentes comunidades de Bosnia-Herzegovina.

“No conozco mejor ejemplo que Bosnia-Herzegovina para lidiar con los crímenes internacionales” sentenció Prelec. Después de la guerra, durante mucho tiempo hubo una percepción de injusticia en todo el país, ya que la respuesta nacional fue inadecuada ante años de violaciones de derechos humanos.

Para poder iniciar el proceso de justicia a nivel nacional, debieron reconstruirse los casos de crímenes de guerra –los cuales, en algunos casos, podían llegar a tener 400 posibles acusados para un solo caso. Los fiscales se encontraron con el problema de la selección y priorización de casos y debieron priorizar a los máximos responsables de los crímenes más graves. Se consideró que el asesinato era el crimen más grave, seguido por el desplazamiento forzado y la limpieza étnica.

El equipo de investigadores de la Fiscalía desarrolló una tabla donde se catalogaron todos los delitos, incluyendo el número de muertos, desaparecidos, su etnicidad, dónde fueron asesinados, etc. A través de todos esos datos, empezaron a identificar patrones. “Se creó una base de datos que asociaba sospechosos, delitos, víctimas, testigos”, añadió Prelec. “Una especie de páginas amarillas de los crímenes de guerra”.

Había mucha preocupación entre los fiscales con respecto al momento en el que iniciar una investigación o no. “Otorgar a los fiscales la decisión sobre qué crímenes investigar puede traer impunidad”, reflexionó Prelec. “Pero obligarlos a investigar todos los delitos genera impunidad de facto”.

Tarik Abdulhak, quien hasta hace poco era el fiscal sénior de las Salas Extraordinarias de la Corte de Camboya, compartió la estrategia que desde su oficina se siguió para llevar a juicio los terribles crímenes de los Jemeres Rojos, bajo cuyo régimen murieron dos millones de personas.

Las Salas cuentan con un sistema de equilibrios entre jueces nacionales y extranjeros, para que ninguno pudiera tener más influencia que el otro en el sistema de votos para la toma de decisiones.

El caso 002 se centra en los máximos líderes de los Jemeres Rojos. Abdulhak explicó que los delitos en los cuales se centra son el exterminio de dos grupos étnicos, además de otras delitos como el matrimonio forzado.

También en el caso de Camboya se determinó que no se podían investigar y sancionar todos los delitos, por lo que se estableció una estrategia de priorización y selección de casos, dando énfasis a los desplazamientos forzados de las zonas urbanas a las rurales (denominadas en inglés “forced transfers”) y las ejecuciones masivas.

Abdulhak destacó dos retos importantes con los que las Salas se toparon: la falta de claridad en los procesos debido al uso de distintos sistemas y el mal manejo de la participación de las víctimas, que puede desviar el proceso de su curso.

La abogada portuguesa Sofia Candeias, compartió su experiencia trabajando en los Paneles Especiales de Crímenes Graves de Dili (Timor Oriental). El país, de reciente creación después de la la desocupación de Indonesia y el referéndum en el que la mayoría de los timorenses votaron a favor de la independencia, tuvo muchos problemas a la hora de crear el tribunal por la falta de infraestructuras e instituciones.

Debido a que el portugués era uno de los idiomas oficiales del país, herencia de su pasado como colonia, se estableció que ese iba a ser el idioma oficial del tribunal. “Eso fue un gran problema, ya que muchos abogados nacionales no hablaban portugués y por lo tanto no podían ejercer en el tribunal”, explicó Candeias.

En la Oficina del Fiscal se creó una división especial para crímenes graves. Su composición era sobre todo internacional dado que no había muchos abogados nacionales cualificados para ejercer en el tribunal. En cuanto a la estrategia de acusación, ésta no se centró en la priorización y selección de casos, lo que llevó a que muchos de los acusados fueran de rango medio-bajo, algunos de los cuales ya estaban en la cárcel.

“Las críticas al tribunal fueron muchas”, explicó Candeias. “Entre ellas la insuficiente investigación y las condenas de rangos bajos”.

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