Después de épocas de conflicto o represión, las sociedades suelen enfrentarse a la dura realidad de seguir sin conocer el paradero de muchas víctimas y de que las circunstancias de su desaparición y sufrimiento sólo las conozcan los autores de esos crímenes, rara vez dispuestos a revelar la verdad. En esas sociedades, las iniciativas de búsqueda de la verdad pueden ser determinantes para documentar y reconocer las violaciones de derechos humanos y para proclamar el derecho de las víctimas y sus familiares a saber la verdad.
Los que buscan la verdad sobre abusos generalizados o atrocidades masivas se enfrentan a ciertos desafíos. Los regímenes represivos reescriben deliberadamente la historia y niegan las atrocidades para legitimarse y evitar asumir la responsabilidad penal que conlleva cometer crímenes graves.
En países como Argentina y Chile, las dictaduras militares intentaron silenciar y controlar a la oposición política con prácticas criminales envueltas en el secreto. La gente era secuestrada en plena calle, arrancada de su cama de madrugada o capturada durante una concurrida manifestación. En muchos casos no se volvió a saber de ellos.
La legislación internacional reconoce claramente el derecho de las víctimas y los sobrevivientes a saber la verdad sobre las circunstancias en que se cometieron violaciones de derechos humanos graves y quiénes fueron los responsables.