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Conclusiones:

¿Por qué una comisión de la verdad?

Tener claridad acerca del propósito y la visión del marco de trabajo de justicia y paz.

Las partes de un proceso de paz deben ser claras acerca de las razones por las que una comisión de la verdad puede incluirse en un acuerdo. Una motivación genérica o vaga puede esconder varias expectativas incompatibles que resultarán muy problemáticas más adelante en el proceso. Al mismo tiempo, la claridad acerca de los objetivos de la comisión debe ir acompañada de realismo. La honestidad con las partes interesadas es clave para asegurar que cada grupo decida la medida de sus compromisos y contribuciones.

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Conclusiones:

¿Dónde tendrá lugar la comisión?

Llevar a cabo una evaluación realista de las condiciones y la demanda.

Es vital identificar el tipo de conflicto que está siendo abordado en las negociaciones de paz y evaluar la actitud del público hacia los procesos de búsqueda de la verdad. Promover de forma activa una comisión de la verdad cuando hay poco entendimiento o demanda genera el riesgo de crear una comisión con una audiencia débil e incapaz de superar los obstáculos.

Otros elementos a considerar incluyen: los niveles de seguridad y el efectivo cese de hostilidades. También es esencial saber si el país puede movilizar capacidades y recursos adecuados para mantener las medidas de justicia transicional que eligió llevar a cabo.

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Conclusiones:

¿Cuándo se espera que tenga lugar el proceso?

Guiar el proceso de paz a lo largo de sus fases.

Los mediadores y los profesionales de la justicia transicional deben evaluar cuál es la secuenciación adecuada de las medidas de justicia transicional y definir qué medidas estarían justificadas. En algunos procesos de paz, el deseo de simultaneidad e inmediatez ha llevado a que haya una amalgama de todas las expectativas y tareas en una sola institución: una comisión de la verdad. Tal enfoque puede resultar en un mandato demasiado amplio para una comisión, en unos instrumentos legales excesivamente complejos, o en expectativas poco razonables sobre la capacidad y los recursos.

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Conclusiones:

¿Cómo puede implementarse esta visión?

Distinguir entre las obligaciones de derechos humanos y las buenas prácticas.

La proliferación de estándares que pudieran gobernar el establecimiento y la implementación de una comisión de la verdad han presentado problemas en algunos casos. No todas las prácticas son transferibles, y aceptar demasiadas proposiciones prescriptivas priva a los profesionales de iniciativa y creatividad. Al mismo tiempo, la importancia de respetar las obligaciones de derechos humanos es clara: en ausencia de un compromiso firme con los derechos humanos, los negociadores de paz podrían presionar a las partes para que engañen a las víctimas y les nieguen sus derechos mediante amnistías generales o investigaciones penales insuficientes.

Dentro de los parámetros fijados por las obligaciones de derechos humanos, los participantes en un proceso de paz deben preservar cierto grado de flexibilidad y creatividad para proporcionar las mejores probabilidades de éxito a una futura comisión de la verdad. Esto incluye decisiones acordes con cada contexto relativas a la velocidad del proceso de creación de una comisión de la verdad, la fortaleza relativa de sus poderes, el nombramiento de sus miembros, etc.

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Conclusiones:

¿Quién desarrollará esta visión?

No olvidar el factor humano.

Seleccionar comisionados que gocen de autoridad y respeto, y asegurar que puedan contratar a personal competente es absolutamente necesario para el éxito de una comisión de la verdad. Los comisionados necesitan: adoptar decisiones clave relacionadas con las prioridades y los métodos de la comisión, aclarar áreas ambiguas u oscuras de los mandatos, dialogar con los sectores sociales concernidos, buscar alianzas y neutralizar las interrupciones del proceso de paz. Las comisiones se ven perjudicadas cuando los comisionados se involucran en los conflictos internos.