Panel I: Retos de la puesta en marcha de una nueva jurisdicción internacional

El primer panel de la conferencia se centró en los retos que enfrentaron Bosnia-Herzegovina, el Líbano y Sierra Leona a la hora de crear tribunales internacionales o internacionalizados luego de que en estos países se cometieran graves violaciones de los derechos humanos durante conflictos armados.

La abogada irlandesa Fidelma Donlon, ex secretaria adjunta en la Sala de Crı́menes de Guerra de la Corte de Bosnia-Herzegovina, compartió con la audiencia las grandes dificultades con las que la Corte tuvo que lidiar durante su conceptualización y puesta en marcha. En primer lugar, Donlon hizo referencia al contexto de la caída de la antigua Yugoslavia, que desencadenó una serie de conflictos armados en los Balcanes que causaron la muerte de más de 140.000 personas (entre 1991 y 2000) y alrededor de cuatro millones de personas fueron desplazadas.

La Sala de Crímenes de Guerra empezó sus funciones en 2005 para fortalecer la capacidad de las instituciones judiciales de Bosnia-Herzegovina, varios años después de la creación del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, establecido en La Haya para juzgar los crímenes más graves después de la guerra. “La reforma del sistema judicial de Bosnia no era una prioridad luego del conflicto, el foco se mantuvo en la estabilidad militar y la reconstrucción económica”, explicó Donlon.

Las principales dificultades que la creación de la Sala buscaba solventar fueron la falta de imparcialidad e independencia de las cortes nacionales. “Había una falta de confianza en el sistema judicial por parte de la población, la corrupción también era un problema muy común, y la falta de rendición de cuentas fomentó una cultura de impunidad, un problema crónico”, que se intentó contrarrestar a través de la creación de las Salas Estatales de la Corte de Bosnia, según Donlon.

La estrategia que se usó para la Sala fue la de incorporar personal internacional junto con el nacional, incluidos jueces y fiscales, dentro de una corte nacional, y que se regía por la legislación nacional. “La Sala resultó ser un modelo innovador, y confirmó que el papel adecuado de la comunidad internacional consiste en empoderar a las personas e instituciones de Bosnia para que ellos tengan la capacidad de jugar a los responsables de violaciones”, destacó Donlon.

Evelyn Anoya, actual asesora legal del secretario del Tribunal Especial para el Líbano, expuso los pasos que se siguieron para la creación de este tribunal. En este caso, fue el asesinato del ex primer ministro Rafiq Hariri en 2005 lo que llevó al Líbano a solicitar la creación del tribunal ante las Naciones Unidas. “El objetivo del personal internacional era el de ayudar a los nacionales a juzgar los crímenes graves”, explicó Anoya. Curiosamente, el Tribunal fue creado por la ONU, pero es un órgano independiente.

Marieke Wierda realizó un análisis de la gestación del Tribunal Especial para Sierra Leona, desde su experiencia como abogada especialista en justicia transicional con años de experiencia en el país y otros contextos. Wierda puso énfasis en la relación entre la Comisión de la Verdad y la Reconciliación que se creó en Sierra Leona antes que el Tribunal, ya que se trató de la primera vez en que una comisión de la verdad y un tribunal funcionaron paralelamente en el mismo país. “Fue algo improvisado y dio lugar a muchos aprendizajes y retos que superar”, comentó Wierda.

Wierda destacó algunos problemas técnicos y políticos en cuanto a la coordinación del trabajo de ambos órganos. Por un lado, las complicaciones técnicas a la hora de compartir información, y a la hora de recoger testimonios en ambos órganos para que contribuyan a la construcción de paz. Por otro lado, el hecho de que un órgano se enfocaba en la reconciliación (la comisión de la verdad) mientras que el otro ponía el énfasis en el castigo (el tribunal). “Una gran parte de la población civil no sabía cuál de estos procesos era más beneficioso, y no eran capaces de percibir las diferencias entre ellos”, explicó la abogada de origen holandés.

Con respecto a las lecciones aprendidas del trabajo del Tribunal Especial, Wierda destacó que sí se consiguió juzgar a los máximos responsables, a pesar de que solo diez personas fueron juzgadas, y que la sociedad sintió que sí se hizo justicia al ver a los principales líderes ante el estrado. “Sin embargo, la influencia en el sistema judicial nacional ha sido muy limitada”, concluyó Wierda.

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El Panel I comienza en el minuto 43:20.