Panel 2: Esclareciendo la verdad después de un acuerdo de paz: oportunidades, desafíos y demandas

El segundo panel de la conferencia de Bogotá, moderado por María Camila Moreno, directora de la oficina del ICTJ en Colombia, se centró en las oportunidades, los desafíos y las reivindicaciones que conlleva buscar la verdad después de la paz. Moreno enmarcó el debate en cuestiones generales, entre ellas la necesidad de aprovechar el impulso actual para crear una comisión de la verdad y la necesidad de aclarar las responsabilidades de los principales actores, instituciones o de otra índole.

Christian Tomuschat, excoordinador general de la Comisión de Esclarecimiento Histórico de Guatemala, abrió la sesión apuntando algunas vivencias personales, sobre cómo fue la experiencia de encabezar esa comisión y sobre la transición alemana después de la Segunda Guerra Mundial.

“En Alemania", afirmó, "se plantearon cuestiones similares sobre qué hacer con los principales responsables de las atrocidades. Algunas de las iniciativas las impulsaron las potencias aliadas, que crearon el Tribunal Penal Internacional de Núremberg para juzgar a quienes habían ocasionado sufrimientos indecibles al conjunto de Europa”.

Recordó a los participantes en la conferencia que pasar de un conflicto armado nacional plagado de abusos a la paz no es algo baladí. “Hay heridas, mucha gente traumatizada. Se pierde la confianza en el Gobierno. Se necesitan medidas para superar las aterradoras sombras del pasado".
"En este sentido", dijo, "una comisión de la verdad puede ser enormemente útil”.

Tomuschat recalcó que una comisión de la verdad no es un proceso judicial. Como sirve para aclarar responsabilidades y fallos del Estado, no necesita atribuir responsabilidades penales individuales. Pero, tal como Tomuschat explicó, una pesquisa judicial sí se puede basar en la labor de una comisión de la verdad.

Según Tomuschat, para que una comisión de la verdad sea útil debe contar con una amplia participación pública. “La sociedad, en cuanto pueda, debe colaborar e involucrarse en el proceso. La comisión no debe quedarse aislada ni formular sus opiniones partiendo de conclusiones individuales. Tiene que reflejar lo que la población quiere ver”.

Pablo de Greiff, relator especial de Naciones Unidas para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, situó el debate sobre la comisión de la verdad en el marco de la justicia transicional. “Hay derechos independientes a la verdad, a la justicia, a la reparación y a las garantías de no repetición, y además desde el punto de vista tanto pragmático como conceptual es importante establecer vínculos ente los cuatro tipos de medidas”. Y añadió bromeando: “Eso es lo que está reflejado en el título ridículamente largo que detento como relator especial en este momento”.

Subrayó que la búsqueda de la verdad no puede ser el único mecanismo o proyecto nacional que acometa una sociedad después de un conflicto. “Esas mismas cuatro medidas son a su vez parte de una agenda aún más general de trasformación política y social”.

“Hay que recordar también que la verdad de la cual se trata no es solo la verdad de uno de los dos campos, no es ni siquiera la verdad acerca del comportamiento de ambas partes de la negociación, sino que tiene que ser una verdad que incluya el comportamiento de todos los agentes de violencia y dar por lo menos un recuento mínimo de los diferentes factores que llevaron a las violaciones que estamos tratando de superar”.

Añadió que el proceso necesita visibilizar a las víctimas, a los marginados, que de no ser por ella seguirían siendo invisibles, y concienciar a quienes no se vieron directamente afectados por el conflicto. Señaló que “Si conseguimos eso, sabremos que los debates sobre justicia transicional han sido útiles. Solo entonces podrá la verdad ser algo más que retórica y constituir la base de un auténtico cambio”.

Jairo Estrada, integrante de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas de Colombia, reconoció que en el país ya ha habido otras comisiones y medidas destinadas a buscar la verdad. Sin embargo, recalcó que “Lo que diferencia el trabajo de esas otras comisiones de la discusión actual es que esta ocurre en el contexto de una negociación por buscarle una salida política al conflicto colombiano, creo que eso es importante.”

Considerando el posible alcance de la futura comisión colombiana, Estrada reconoció que ahora se está debatiendo en el país la conveniencia de acometer un proyecto de búsqueda de la verdad muy parcial o reducido. Pero su posición es que una concepción más global de la verdad conlleva desarrollar un concepto de “verdad política” que permita a los colombianos comprender por qué hubo violencia.

También recalcó que “La verdad no es exclusivamente la verdad judicial. La verdad tiene una dimensión mucho más compleja. Una comisión de la verdad no se puede concebir exclusivamente en términos de los impactos o de las vulneraciones que se han producido de los derechos respecto de individuos, sino sobre todo de las condiciones que generan esas violaciones”.

Estrada cuestionó la voluntad política que tiene Colombia de ahondar en las verdades más incómodas del conflicto. “Yo me pregunto si expresidentes de la república estarían en la disposición de asistir a la comisión de la verdad; Gobiernos extranjeros que han participado directamente en el conflicto, como está demostrado particularmente en el caso de los Estados Unidos; gremios económicos, incluso propietarios de medios de comunicación, asistirían a una comisión de la verdad para hablar de su responsabilidad en este conflicto”.

Para terminar la sesión, Tomuschat subrayó que, para que las conclusiones de una comisión de la verdad tengan sentido para la gente corriente, deben ofrecer resultados concretos, no solo cambios conceptuales, también cambios materiales.

Vea el vídeo completo del Panel 2: