Imagínese que su hermana o hermano ha sido secuestrado y asesinado cuando volvía a casa de la escuela. O que un escuadrón de la muerte desapareciera a su madre o su padre. Estaría usted conmocionado y sumido en el dolor de esa pérdida insoportable. Y tarde o temprano exigiría respuestas. Querría que se hiciera justicia.

Pero, ¿qué ocurriría si no estuviéramos hablando de una o dos víctimas, sino de decenas de miles —de personas como nuestros padres, nuestros hermanos y hermanas, nuestros hijos e hijas— que estuvieran siendo asesinadas, torturadas, maltratadas o desaparecidas; que se estuvieran viendo obligadas a abandonar sus hogares aterrorizadas, dejando tras de sí todos los valiosos recuerdos de la vida que habían luchado por construir?

En esas circunstancias, ¿qué entendemos por justicia? ¿Cómo llegamos a un equilibrio entre los intereses de la justicia y la dignidad y la búsqueda de la paz y la estabilidad? ¿Qué se puede hacer para reinstaurar los valores básicos de confianza y respeto en un sistema hecho añicos por atrocidades cometidas a gran escala? ¿Cómo se recupera una sociedad?

La justicia transicional se basa en la rendición de cuentas y la reparación a las víctimas. Se centra en su dignidad como ciudadanos y seres humanos. Ignorar los abusos masivos es una salida fácil, que destruye los valores en los que cualquier sociedad digna debe sustentarse.

La justicia transicional se plantea las preguntas más difíciles que se pueden imaginar sobre la ley y la política. Al dar prioridad a las víctimas y a su dignidad, señala el camino para un renovado compromiso que garantice a los ciudadanos corrientes seguridad en sus propios países: seguridad frente a los abusos de sus autoridades y protección frente a los ataques y daños que pudiera ocasionarles cualquier grupo violento.

Una mujer durante una manifestación por la verdad y la justicia en Brasil (Circuito Fora do Eixo/Flickr)

¿Por qué lo hacemos?

El ICTJ se creó en 2001, cuando el mundo había asistido a la transformación política del Cono Sur latinoamericano, al fin de las guerras civiles en Centroamérica, al desmantelamiento del apartheid en Sudáfrica y al derrumbe del imperio soviético en Europa Central y Oriental. Todas las sociedades que afrontaron esos cambios tuvieron que lidiar de algún modo con abusos y atrocidades sistemáticos, y lo hicieron de diversas maneras.

Jaqy Mutere, Grace Agenda, Kenia

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Hoy en día el ICTJ tiene los mismos objetivos fundamentales, aunque en los últimos años la práctica de la justicia transicional haya cambiado, expandiéndose enormemente. Hay más organizaciones dedicadas a este campo, las Naciones Unidas han tomado medidas para instaurar ciertas normas y prácticas, y se recurre cada vez más a la justicia transicional para ayudar a países que tienen que asumir un pasado violento.

Nuestra labor se rige por tres principios fundamentales:

1) Todos tenemos derecho a vivir sin represión y sin miedo a sufrir abusos. En tanto seres humanos, todos compartimos una misma dignidad fundamental, que no puede arrebatársenos simplemente por tener ideas diferentes, un aspecto distinto o por proceder de un lugar ajeno al de quienes tienen el poder y los medios para hacernos daño.

2) No podemos quedarnos callados si nuestra dignidad fundamental como seres humanos es atacada mediante actos de represión o violencia sistemáticos. Los abusos deben repararse con medidas prácticas; los individuos y las instituciones responsables deben rendir cuentas de una manera coherente, que demuestre que la dignidad es realmente valiosa, y no solo una palabra.

3) No basta con promover medidas de rendición de cuentas y reparación. Para que los abusos no vuelvan a producirse, la sociedad debe dar pasos que conduzcan a recuperar la fe en los valores del respeto y la confianza.

Zeid Ra’ad Al Hussein, HCHR ONU

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El progreso en la lucha por la justicia y la dignidad será con frecuencia gradual, y sufrirá reveses a lo largo del camino. Las iniciativas para enfrentar las atrocidades no resolverán todos los problemas sociales, pero sí serán importantes a la hora de modelar la sociedad en la que vivimos, aunque sea paulatinamente.

Nuestros objetivos son concretos y tangibles:

• Crear instituciones responsables y recuperar la confianza en ellas

• Facilitar el acceso a la justicia de los sectores sociales más vulnerables que hayan padecido violaciones de derechos

• Asegurar que las mujeres ejerzan un papel efectivo en la búsqueda de una sociedad justa

• Restablecer el respeto al Estado de derecho

• Facilitar los procesos de paz y promover resoluciones duraderas para los conflictos

• Sentar las bases para enfrentar las causas subyacentes del conflicto y la marginación

• Hacer que se escuche la voz de los jóvenes sobre cuestiones que les afectan directamente

• Promover la reconciliación

Familiares de las víctimas del conflicto armado en Perú se reúnen para recordar a sus seres queridos y exigir justicia. (Marta Martinez/ICTJ)

El desafío que supone nuestro trabajo

Afrontar atrocidades masivas puede resultar abrumador. Las víctimas con derecho a que se les haga justicia de manera coherente pueden ser decenas de miles, pero, para averiguar las razones que explican cómo fue la violencia, habrá que ahondar en cuestiones económicas y sociales, y, con frecuencia, en la marginación racial.

Las circunstancias impondrán que a los sistemas judiciales convencionales casi siempre les resulte imposible ofrecer a las víctimas la justicia que normalmente esperarían. Lo que pueda hacerse dependerá de quién ostente el poder, de lo estable que sea el país, de los recursos disponibles, de la fortaleza de las asociaciones de víctimas de la sociedad civil y del interés de la comunidad internacional.

Si solo unos pocos de los muchos autores de crímenes pueden comparecer ante la justicia, ¿cómo se decide en cuáles enfocarse? Si el país cuenta con una fiscalía débil, ¿cómo se fortalece para que pueda asumir una labor peligrosa en medio de la polarización? Si no se puede esclarecer la verdad sobre todos los hechos que tuvieron lugar, ¿qué clase de investigación permite un reconocimiento significativo de lo que ocurrió, explicando, hasta donde se pueda, los porqués de lo que ocurrió?

Claudia Paz y Paz, ex Fiscal General de Guatemala

Si el país está destruido por la guerra, ¿cómo se halla un equilibrio entre la necesidad de reconstruir infraestructuras y el derecho de las víctimas a una reparación por el asesinato del cabeza de familia a manos de la policía o la destrucción de su casa por el ejército? ¿Cómo se ofrecen incentivos a los grupos armados para su reinserción social sin dejar de atender a las víctimas? ¿Cómo se combate la pervivencia del estigma y la deshumanización de los antiguos enemigos, que en su momento allanaron el camino hacia las atrocidades? ¿Cómo se logra que esas violaciones de derechos masivas no vuelvan a repetirse?

Estos son algunos de los problemas muy reales a los que el ICTJ se enfrenta todos los días.

Gita Rasailee, Plataforma Común de Víctimas del Conflicto, Nepal

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Muchas organizaciones de derechos humanos se centran en sacar a la luz y denunciar violaciones de derechos y atrocidades. Esto es esencial. Pero lo que suele resultar más problemático es recomponer una sociedad rota. La justicia y el Estado de derecho son los elementos que unen a una sociedad que valora la dignidad humana. Son siempre importantes, pero muy especialmente después de atrocidades sistemáticas, que exigen mantener la lucha a largo plazo e implicarse para formar parte de la solución. Nuestra labor suele comenzar cuando las cámaras se van.

Los miembros de nuestro equipo, expertos procedentes de todo el mundo, se dedican a buscar soluciones y respuestas factibles a las demandas de justicia. Colaboramos con socios locales para comprender la situación y averiguar cómo puede lograrse justicia en las circunstancias más difíciles. Cada lugar determina qué se puede hacer y a qué ritmo.

Vea una selección de trabajos destacados del ICTJ en estos 15 años de existencia. 

Puede que los sectores que temen la acción de la justicia controlen todavía algunos o la mayoría de los resortes del poder. La distribución de éste determinará en gran medida lo que se puede hacer. La justicia transicional casi siempre se desarrolla en sociedades profundamente polarizadas. Cuando las instituciones son débiles pueden necesitar una considerable cantidad de tiempo e inversiones para comenzar a afrontar los abusos sistemáticos. En algunos lugares la sociedad civil y las asociaciones de víctimas logran articular sus demandas, pero quizá en otros, al ser dispares y débiles, ejerzan menos presión sobre la acción de gobierno. Los medios de comunicación pueden no ser independientes o estar polarizados y perpetuar relatos que ahondan las divisiones. La comunidad internacional puede tener mucho interés en el país o muy poco. El apoyo a las iniciativas de justicia y su puesta en marcha dependerá, entre otras cosas, de estos factores.

Lo que define a la justicia transicional y la distingue del fomento y la defensa de los derechos humanos en general es que busca encontrar respuestas legítimas a las violaciones masivas, bajo los condicionantes que imponen la magnitud de los hechos y la fragilidad social.

Lo que la práctica actual de la justicia transicional pretende es afrontar la impunidad, buscar reparaciones efectivas y evitar la repetición de los abusos, no mediante una aplicación rutinaria de estándares normativos, sino de una cuidadosa y consciente valoración de los contextos en los que debe llevarse a cabo.

Lo que define a la justicia transicional y la distingue del fomento y la defensa de los derechos humanos en general es que busca encontrar respuestas legítimas a las violaciones masivas, bajo los condicionantes que imponen la magnitud de los hechos y la fragilidad social

En los últimos 15 años, la labor del ICTJ ha sido fundamental para asegurar el éxito de las comisiones de la verdad de Timor OrientalPerú y Sierra Leona, a través de una intensa labor de asesoría y apoyo en todas las fases de desarrollo de esas instituciones; en momentos clave, ha proporcionado apoyo a iniciativas penales en Guatemala y Argentina; ha liderado esfuerzos de movilización de las víctimas para que influyeran en los debates políticos en Uganda, Marruecos, Irak y otros países; también ha tenido un papel innovador al proponer y diseñar extensos planes destinados a mapear las violaciones de derechos humanos en Afganistán entre 2003 y 2007 y, más recientemente, en el Líbano.

Josselin Bandu Mikindo, Blessed Aid, República Democrática del Congo (Haga clic en CC para subtítulos en español)

Actualmente trabajamos en un gran número de países, entre ellos Colombia, Costa de Marfil, la República Democrática del Congo, Kenia, Birmania, Nepal, Sri Lanka, Uganda y Túnez.

En Colombia llevamos años trabajando entre bastidores en las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, indagando en posibles formas de reparar la enorme cantidad de asesinatos, desapariciones forzadas, secuestros y otros crímenes cometidos durante la guerra. Hemos colaborado con asociaciones de víctimas, facilitando su participación en las negociaciones de paz de La Habana, y con niños y niñas desmovilizados de grupos armados para contribuir a su reinserción social. También hemos trabajado con la Fiscalía General de la Nación, reforzando su capacidad de investigar y juzgar atrocidades sistemáticas, para que sus máximos responsables se enfrenten a la justicia.

Sihem Bensedrine, Comisión de la Verdad y la Dignidad de Túnez
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En Túnez ayudamos a desarrollar la histórica ley de justicia transicional que promovió la creación de una comisión de la verdad y otras medidas de justicia. Entre nuestras labores figuró el asesoramiento durante más de un año a comisiones técnicas y parlamentarias. Hemos colaborado con asociaciones de mujeres, sindicatos y otras organizaciones del país para garantizar su participación en esos procesos. Contribuimos al establecimiento de la comisión de la verdad que, en varias fases, contó con la ayuda directa de miembros del ICTJ, entre ellas las históricas primeras sesiones públicas en las que las víctimas hablaron ante la comisión y ante millones de personas que seguían las comparecencias por televisión, radio e internet. En Túnez seguimos apoyando la lucha de las víctimas por esclarecer la verdad y también otras iniciativas de recuperación después de décadas de dictadura. 

Salwa El Gantri (centro), del ICTJ, consulta con miembros de la red "La justicia transicional también es para las mujeres" durante la entrega de su archivo colectivo a la Comisión de la Verdad y la Dignidad de Túnez. (IVD Tunisie)

Con quién trabajamos

Las víctimas y sus intereses constituyen la base de la labor del ICTJ. En la mayoría de los países, quienes exigen justicia y “¡Nunca más!” son los familiares de las víctimas y organizaciones locales como iglesias, sindicatos y asociaciones de defensa de los derechos humanos. Colaboramos con todas ellas para que el Gobierno y la comunidad internacional escuchen sus demandas y para que participen en el desarrollo de las políticas que les afectan. Algunos de nuestros logros más importantes han surgido del trabajo con las víctimas, para concienciarlas de sus derechos y ayudarles a movilizarse en defensa de sus intereses, de forma que los políticos o la comunidad internacional no puedan hacer caso omiso de sus demandas. Nos aliamos con ellas cuando se preparan para presentar cargos contra los autores de crímenes, cuando buscan la verdad sobre familiares desaparecidos forzosamente y cuando exigen reparaciones por los daños que han sufrido.

Olga Amparo Sánchez, Casa de la Mujer, Colombia

Cuando los Gobiernos, las autoridades judiciales o los organismos internacionales deciden promover leyes, políticas e instituciones destinadas a enfrentar los abusos del pasado, el ICTJ es reconocida como la organización a la que “hay que acudir”, porque es la mejor dotada para proporcionar análisis y consejos que se puedan llevar a la práctica. Colaboramos con esas instancias para crear programas de reparaciones e indemnizaciones, y hacemos un seguimiento de los mismos para garantizar que funcionan. Apoyamos a los fiscales e investigadores que tienen que ocuparse de un número enorme de casos con pocos recursos.

Cuando los Gobiernos, las autoridades judiciales o los organismos internacionales deciden promover leyes, políticas e instituciones destinadas a enfrentar los abusos del pasado, el ICTJ es reconocida como la organización a la que “hay que acudir”, porque es la mejor dotada para proporcionar análisis y consejos que se puedan llevar a la práctica

Contribuimos a la creación de comisiones de investigación y de la verdad que analicen lo ocurrido y sus motivos, y proponemos medidas para impedir la repetición de los abusos. Todo ello es importante para las víctimas y la sociedad, sobre todo porque puede servir para reconocer de manera significativa las violaciones de derechos y para restablecer compromisos políticos y sociales con importantes valores sociales. Sin embargo, esta labor debe hacerse adecuadamente, con las víctimas como protagonistas. No debe parecer que estas medidas sustituyen a la justicia penal.

Moncef Marzouki, expresidente de Túnez

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Después de años de trabajo y de colaboración eficaz, el ICTJ es un asesor de confianza para los mediadores de paz. Trabajamos para que la justicia no se quede fuera de la mesa de negociación, ayudándoles a analizar qué ha funcionado en acuerdos de paz anteriores de manera que la justicia no quede al margen, pero tampoco impida el abandono de las armas por parte de los contendientes. Este trabajo puede incluir detallar las cláusulas de amnistías legítimas y cómo ponerlas en marcha sin vulnerar el derecho internacional. Puede implicar explicar el supuesto papel de los tribunales nacionales e internacionales después de la firma de un acuerdo de paz. También puede incluir la redacción de los mandatos de las comisiones que deben investigar las causas del conflicto y sus consecuencias.

Phumzile Mlambo-Ngcuka, ONU Mujeres
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Las buenas intenciones y los compromisos solemnes no bastan para promover una justicia coherente y una paz duradera en sociedades devastadas por los ataques sistemáticos a la dignidad. Hacen falta aptitudes, experiencia y dedicación para mantener la labor mucho tiempo después de que las cámaras abandonen el escenario, cuando los medios de comunicación ya están hablando de otras noticias. Para merecer la confianza de quienes buscan justicia cuando la paz es una necesidad imperiosa, reunimos experiencias de todo el mundo, aprendemos y convocamos foros innovadores para indagar y buscar soluciones novedosas y duraderas.

Nuestras investigaciones pretenden profundizar en el conocimiento global sobre los éxitos y fracasos del campo de la justicia transicional. Difundimos este conocimiento en los ámbitos local, regional e internacional, sirviéndonos de publicaciones, medios de comunicación, recomendaciones sobre políticas, sesiones de trabajo y reuniones internacionales.

Para merecer la confianza de quienes buscan justicia cuando la paz es una necesidad imperiosa, reunimos experiencias de todo el mundo, aprendemos y convocamos foros innovadores para indagar y buscar soluciones novedosas y duraderas

Todo este trabajo de los últimos 15 años ha sido posible gracias al apoyo esencial de nuestros donantes, quienes reconocen la importancia de la verdad y la justicia en circunstancias en las que muchos preferirían ignorar las demandas de las víctimas y el duro trabajo que implica satisfacerlas. A lo largo de los años nos han apoyado tanto Gobiernos como fundaciones e individuos, y nos enorgullecemos de contar con ellos como aliados en la lucha por la justicia.  

Lo que nos apasiona es la voluntad de seguir insistiendo y de ayudar a quienes desean intentar reconstruir sociedades que valoren todas las vidas por igual; en las que el Estado proteja sin abusar de su poder, y donde los valores de la confianza, la dignidad y el respeto unan a la población, incluso después de la amargura que conllevan el conflicto y la división. Seguimos insistiendo porque sabemos que, cuando se han cometido atrocidades masivas, la justicia, la verdad y la dignidad tienen que ser la base para empezar de nuevo.

Didier Gbery, del ICTJ (izquierda), con miembros de la Red Justicia y Paz (RAJP) en Costa de Marfil. (ICTJ)

El ICTJ en su 15º cumpleaños

Los 15 años de existencia del ICTJ han demostrado que las demandas de justicia y los esfuerzos por reconstruir sociedades descompuestas surgen en distintos contextos y toman distintas formas. A pesar de que hay motivos para creer que estos esfuerzos han valido la pena en los países donde han tenido lugar, desafortunadamente no son pocos los nuevos contextos donde se están cometiendo violaciones y abusos masivos.

Cissé Aminata, RAJP, Costa de Marfil 

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En los últimos cinco años hemos visto cómo los Convenios de Ginebra se han hecho añicos ante nuestros ojos en Siria, donde en gran medida el Gobierno y sus aliados internacionales han bombardeado a civiles, hospitales y escuelas; han usado armas ilegales; y han desaparecido a millones de personas. En Filipinas estamos asistiendo a una campaña de “limpieza social” que en menos de un año ha registrado miles de asesinatos. Diversos países de África Subsahariana están lidiando con transiciones políticas estancadas, muchas a causa de los problemas que genera qué hacer con los crímenes pasados cometidos por dictadores.

Estas son solo algunas de las situaciones de las que el ICTJ se ocupará en los años próximos. Si el precio de la libertad es la eterna vigilancia, el precio de la justicia es la eterna diligencia. Sería maravilloso si estuviéramos encaminados hacia un progreso infinito, pero la verdad es que hay muchos contratiempos a lo largo del camino. La tentación de abusar del poder es real, incluso en democracia. Las víctimas de esos abusos son gente como su madre, padre, hermano, hermana, hijo e hija. Cuanto mayor sea el fracaso y más atroces los abusos, más urgente es la necesidad de reafirmar la dignidad de todos los ciudadanos y los límites del poder.      

Si el precio de la libertad es la eterna vigilancia, el precio de la justicia es la eterna diligencia 

En los próximos meses celebraremos los 15 años de contribuciones del ICTJ a un mundo mejor y les iremos contando quiénes somos y qué hacemos.

Subrayaremos algunos de los éxitos que más nos enorgullecen en nuestra labor para promover la rendición de cuentas, el reconocimiento, las reformas, el Estado de derecho, la búsqueda de los desaparecidos y la participación de las víctimas y los grupos marginados, iniciativas en materia de educación y otras áreas en las que la justicia transicional ha sido importante para la recuperación de sociedades asoladas por violaciones masivas de los derechos humanos.

Leila Zerrougui, SRSG Niños y Conflictos Armados, ONU

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Compartiremos con ustedes opiniones sobre las repercusiones de la labor del ICTJ, expresadas por personas de todo el mundo que, como nosotros, luchan por los derechos humanos y contra la impunidad. Esas colaboraciones son de enorme importancia para el ICTJ. Les ofreceremos perfiles de algunas de las personas que están en las trincheras de la lucha común, para así ilustrar con quién nos aliamos allí donde más importa: sobre el terreno, en países que están lidiando con esos venenosos legados.

Nuestro proyecto multimedia sobre la lucha por la justicia de los familiares de desaparecidos en Guatemala tratará de mostrar cómo se ha ido desarrollando esa reivindicación a lo largo del tiempo, en circunstancias extremadamente difíciles.

Además, al dar a conocer los resultados de nuestro proyecto de investigación Justice in Context (La justicia en contexto)¸ promoveremos un debate sobre el futuro de la justicia transicional y su relación con algunos de los principales problemas que hoy enfrentamos.

Además de celebrar el 15º cumpleaños del ICTJ con todos estos materiales, también daremos a conocer nuestro principal activo: el equipo del ICTJ. Tendrán ustedes la oportunidad de conocer a amigos que, a lo largo de los años, han formado parte de la familia del ICTJ, y de escuchar conversaciones en vivo con quienes ahora trabajan en él. Rendiremos homenaje a quienes convierten el ICTJ en un aliado de confianza para todos los que, desde Nairobi a La Haya, desde Kinshasa a Katmandú, desde Túnez a Bogotá, buscan verdad y justicia en el mundo.

Niñas sonriendo en uno de los barrios de Barranquilla poblados mayoritariamente por desplazados del conflicto armado interno en Colombia. (Camilo Aldana Sanín/ICTJ)

Explore el impacto del ICTJ alrededor del mundo: 
15 años de trabajos destacados
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Fotos de la cabecera (empezando arriba a la izquierda): Miles de colombianos marchan por las calles de Bogotá en favor de la paz (Astrid Elena Villegas/ICTJ); Salwa el Gantri, del ICTJ, consulta con miembros de la red "La justicia transicional también es para las mujeres" durante la entrega de su archivo colectivo a la Comisión de la Verdad y la Dignidad de Túnez (IVD Tunisie); el exdictador Efraín Ríos Montt es juzgado por crímenes de genocidio y lesa humanidad en Guatemala (Sandra Sebastián/Plaza Pública); Myriam Raymond-Jetté, del ICTJ, con representantes de las cortes militares en la República Democrática del Congo (ICTJ).