David Tolbert inaugura la conferencia en Bogotá sobre comisiones de la verdad y procesos de paz

En presencia del presidente colombiano Juan Manuel Santos y del ex secretario general de la ONU Kofi Annan, el presidente del ICTJ, David Tolbert, inauguró la conferencia “Comisiones de la verdad y procesos de paz: experiencias internacionales y lecciones para Colombia”.

En su intervención inicial Tolbert recalcó que en Colombia las víctimas de violaciones de derechos humanos tienen derecho a saber la verdad y también poderosas y fundadas razones para esperar y exigir que un nuevo pacto social reconozca por fin su sufrimiento y afronte sus secuelas.

“En Colombia, el interés en la verdad no es solo fruto de las negociaciones de paz de La Habana. De hecho, el país ya ha demostrado que existen tanto la demanda social de que se aclaren los hechos históricos como capacidades concretas para hacerlo a través de procesos que han reportado importantes avances en ese sentido”, afirmó Tolbert.

Señaló igualmente que, en la situación actual, parece que para la búsqueda de la verdad en Colombia supondría un gran paso incorporar una comisión de la verdad al acuerdo de paz de La Habana.

“Esa decisión se produciría cuando ya en el marco jurídico establecido para el desarrollo de la paz se decidió crear un organismo de búsqueda de la verdad”, recalcó Tolbert planteando varias preguntas que Colombia tendrá que responder en esta situación: “¿Necesita una comisión de la verdad después de todas las iniciativas de revelación de la verdad, oficiales y extraoficiales, que ha habido anteriormente o que aún existen? ¿Qué valor añadido tendría una comisión de la verdad en esta fase de la búsqueda de la paz en Colombia? ¿Cómo encajaría esa comisión con las demás tareas esenciales futuras, es decir, con la labor de posibilitar la rendición de cuentas, la aprobación de importantes respuestas institucionales, la atención a los sufrimientos de las víctimas y el aumento de la concienciación pública?”.

Como importante premisa, Tolbert señaló que no hay que ver en las comisiones de la verdad sucedáneos del sistema judicial o de las causas penales, que tienen una lógica y unas responsabilidades propias. Después resumió varias experiencias internacionales que podrían ser pertinentes para Colombia. “Teniendo en cuenta esas lecciones, está claro que los negociadores deben crear un mandato que refleje, después de las consideraciones oportunas, las demandas de verdad de la sociedad, pero haciéndolo de forma eficaz y factible. Hay que cubrir un periodo de tiempo lo suficientemente realista, que permita a la comisión investigarlo adecuadamente”, subrayó.

Para concluir, Tolbert retomó la cuestión esencial: “El por qué de una comisión de la verdad en Colombia. ¿Qué puede ofrecer esa comisión a quienes anhelan la verdad y ya llevan muchos años de intensas pesquisas para darla a conocer? ¿Acaso esperamos que una comisión de la verdad desate un debate público global sobre el reconocimiento de los hechos, sus responsables y las lecciones que podemos extraer? ¿Está llamada una comisión de ese tipo a integrar y aumentar la visibilidad de muchas otras iniciativas similares, en las que han participado miles y miles de víctimas? ¿Debe proporcionar a estas la oportunidad de ser públicamente escuchadas en un marco oficial? ¿Hay todavía aspectos o elementos de esta difícil verdad que aún deben ser objeto de un rotundo y público reconocimiento oficial y es esa la verdadera labor de una comisión de la verdad?”

“Siempre es necesario distinguir entre una comisión de la verdad, que es una institución, y los objetivos y problemas a los que responde. El origen de cualquier comisión de ese tipo radica en la percepción de que hay un déficit de verdad. Una comisión de la verdad, por muy exhaustiva y compleja que sea, solo será capaz de responder a aspectos esenciales de ese déficit, pero nunca a todos”, afirmó Tolbert.

En Colombia, ese déficit afecta, entre otras muchas cosas, al gravísimo problema de las desapariciones forzadas y, desde luego, el esclarecimiento de una amplia gama de hechos criminales; también a la falta de acceso a los archivos (sobre todo a los de las fuerzas de seguridad) y al esclarecimiento de las responsabilidades de los actores institucionales, políticos y económicos.

Para plantear una iniciativa de búsqueda de la verdad coherente mediante una comisión, lo primero y primordial es plantearse su “porqué”, afirmó Tolbert, que, para concluir su discurso inaugural, dijo lo siguiente a los asistentes: “Las dificultades que Colombia tiene ante sí son excepcionales, porque responden a una historia muy concreta, pero ya las han afrontado anteriormente, a veces con éxito, a veces no, otros países. La comunidad internacional está aquí para apoyarlos y acompañarlos en sus esfuerzos, y también para compartir lo que mejor puede compartir: la búsqueda apasionada de la verdad y la justicia”.

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Descargue gratuitamente la publicación del ICTJ y la Fundación Kofi Annan "Desafiando lo convencional: ¿Pueden las comisiones de la verdad fortalecer los procesos de paz?" aquí.