Memoria que reconstruye la sociedad

05/03/2012

En una austera caseta de madera y techo de paja que huele a tierra, a veces a carcajadas y a veces ahogadas en llanto, las mujeres, las jóvenes y alguno que otro hombre relatan ante un micrófono cómo eran sus vidas antes del desplazamiento forzado a San Juan Nepomuceno, un pequeño pueblo de Los Montes de María, al norte de Colombia.

Es la escuela de narradores y narradoras de la memoria creada por el Colectivo de Comunicaciones de Los Montes de María, Línea 21, que mediante la enseñanza de la producción de radio y video lleva a esta comunidad, víctima de las amenazas de los grupos armados seis años atrás, a rescatar su memoria.

La experiencia de esta escuela, presente en seis municipios de la zona, es la semilla del Museo Itinerante de la Memoria, un proceso de construcción colectiva de memoria que desde hace un año realiza este Colectivo, y que proyecta tener una estructura física móvil en algunos meses. “El trabajo de memoria que hace el Colectivo va dirigido a recuperar el tejido social que se perdió a raíz del conflicto y a restaurar la confianza en la gente, en la palabra y en las instituciones, a reparar esos lazos que se rompieron”, afirma Patricia Iriarte, coordinadora del Museo.

Durante la primera fase del Museo, las escuelas de narradores y narradoras de la memoria han participado en la definición del contenido del museo, y en la preparación de materiales para las exposiciones y actividades que allí se van a realizar. Además, generan ideas sobre cómo rendir homenaje a las vidas perdidas, cómo generar incidencia ante las comunidades y las autoridades, entre otros aspectos.

“A través de la memoria buscamos generar el empoderamiento de las personas. Trabajamos la memoria como un derecho y, a partir de él, fomentamos la capacidad de exigir sus derechos, no sólo como población vulnerada, sino como ciudadanos”, concluye Iriarte.

Ejerciendo la ciudadanía en Granada

En Colombia, múltiples iniciativas locales de memoria como ésta, que han surgido de la necesidad de recordar y dignificar a las víctimas y de poner de presente la magnitud de las atrocidades para que éstas no vuelvan a ocurrir, han encontrado que al hacer memoria siembran las bases para la reconstrucción del Estado de Derecho y la construcción de la paz.

“Así ha ocurrido con la organización Asovida, de Granada, Antioquia, fundadora del Salón del Nunca Más, un espacio para recordar y dignificar a las 1.028 víctimas de homicidio, desaparición forzada y otros crímenes en este municipio del centro del país.”

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La necesidad de fundar este espacio para la memoria llevó a la comunidad a organizarse para tener incidencia ante los candidatos a la alcaldía municipal durante el periodo electoral de 2007. En Asovida lograron el compromiso de todos los candidatos de disponer un salón para la memoria, y posteriormente la fuerza para exigir el cumplimiento de este compromiso.

Hoy, el Salón del Nunca Más es una realidad. Fotografías de 350 personas a quienes los actores del conflicto les arrebataron la vida, libretas de notas en las cuales familiares y visitantes dejan sus mensajes, guías que relatan la historia de la violencia en el municipio y multitudinarias marchas con velas encendidas como un grito para que esto no se vuelva a repetir son algunas de las actividades que conforman su acción por la memoria.

Además de redignificar a las víctimas, el Salón ha impulsado la recuperación emocional de sus familiares y de sus grupos sociales, fortaleciéndolos como sujetos sociales activos. “La memoria es una excusa para buscar el restablecimiento de derechos”, dice Gloria Elcy Ramírez, coordinadora de Asovida. “Uno de nuestros principales logros es que muchas personas, víctimas del desplazamiento o de la pérdida de sus familiares, puedan levantar la cabeza de nuevo y sentirse ciudadanos. Ahora reclamamos que tenemos que ser vistas como personas dignas de derechos”.

La reconstrucción de la memoria en Granada ha permitido reflexionar sobre otros aspectos de la vida social. “Nosotros tenemos una lucha fuerte por el derecho de las víctimas a la verdad y a la justicia, pero también por otros derechos, como la defensa de los recursos naturales. Ahora vemos que la memoria es una oportunidad inmensa para que los jóvenes entiendan que la guerra no es un camino a seguir, para que no haya repetición y para llegar a una reconciliación real, no impuesta; la reconciliación sí, pero con derechos”, concluye Ramírez.

Promoviendo la participación ciudadana en Bogotá

Mientras el proceso del Museo Itinerante de la Memoria repara el tejido social y el Salón del Nunca Más impulsa el ejercicio de ciudadanía, en Bogotá el Centro del Bicentenario: Memoria, Paz y Reconciliación de la Secretaría de Gobierno tiene como eje de sus acciones la participación ciudadana.

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Esto se refleja, incluso, en la manera de construir su espacio físico. Centenares de bogotanos han aportado puñados de tierra y mensajes escritos en pequeñas tiras de papel que serán incrustados en el Memorial por la Vida y los Derechos Humanos, actualmente en construcción en el Parque de la Reconciliación de la capital colombiana.

Pero, más allá de la participación en la infraestructura física, este Centro busca promover las actividades e iniciativas de construcción de paz surgidas de organizaciones sociales y de víctimas en la ciudad. Por esto, cuenta con una junta asesora conformada por académicos, miembros de instituciones, políticos, líderes de base, estudiantes, investigadores y personas interesadas, que realiza mesas consultivas por la memoria en una clara materialización de la participación ciudadana.

Estos procesos de concertación proyectan al Centro como un escenario orientado no sólo a dignificar la memoria de las víctimas, sino a promover una cultura de paz y respeto por los derechos humanos.

Imagen 1: Jóvenes del Colectivo de Comunicaciones Línea 21 recogen la memoria del conflicto en los Montes de María. Por: Colectivo de Comunicaciones Línea 21. Imagen 2: La comunidad de Granada, Antioquia, cuelga las imágenes de sus seres queridos desaparecidos o asesinados en el Salón del Nunca Más. Imagen 3: Mujeres participan en la construcción del Centro del Bicentenario en Bogotá.