Todas las víctimas de violaciones a los derechos humanos tienen derecho a reparación. Diferentes víctimas tienen diferentes necesidades, y esas necesidades pueden cambiar con el tiempo. El tipo de reparación requerida también puede variar según la clase económica, el género, la edad y la identidad social de la víctima. Las mujeres, por ejemplo, experimentan violaciones de formas significativamente diferentes a las de los hombres y sus experiencias no deben limitarse a la violencia sexual o de género y sus consecuencias. Las comunidades sin tierra tienen necesidades de reparación diferentes a las de las familias urbanas desplazadas.
Los Estados que cometen o no previenen violaciones, así como las entidades no estatales, incluidos individuos, instituciones, corporaciones y grupos armados que perpetran o son cómplices de esas violaciones, tienen la obligación legal de proporcionar reparaciones.
Es importante recordar que la compensación económica es solo uno de los muchos tipos diferentes de reparaciones materiales. Otros tipos incluyen restituir derechos civiles y políticos; acceder a rehabilitación física; y otorgar acceso a la tierra, la vivienda, la atención de la salud o la educación. Las reparaciones también pueden tomar la forma de revelaciones de verdad sobre las violaciones sufridas y garantías de que no se repetirán. Las reparaciones simbólicas, como disculpas, memoriales y conmemoraciones, son otras medidas de reparación importantes que pueden ser más significativas cuando se otorgan junto con las reparaciones materiales.
Las medidas de reparación pueden implementarse a través de programas administrativos o hacerse cumplir como resultado de un litigio. En muchos países, los procesos de justicia transicional han proporcionado reparaciones a grupos, comunidades e incluso regiones. El diseño y la entrega de reparaciones colectivas pueden entrecruzarse con los programas de desarrollo, mientras que las formas urgentes de reparaciones individuales pueden entrecruzarse con los programas de ayuda humanitaria. Estas superposiciones son inevitables porque quienes son los más vulnerables a las violaciones de los derechos humanos también sufren más la desigualdad social y económica. Las reparaciones deben diseñarse e implementarse de manera que puedan transformar estas condiciones desiguales e injustas. La mayoría de las víctimas ven las reparaciones como la forma más directa y significativa de obtener justicia. Sin embargo, las reparaciones “rara vez se priorizan” y, a menudo, son la medida de justicia transicional menos financiada.