Los procesos de justicia transicional son complejos, políticamente cuestionados y no necesariamente lineales. Es por esto que, al momento de medir resultados, plantean desafíos teóricos y prácticos únicos en el proceso de recopilar datos, registrar resultados no deseados, informar avances, aportar realimentación sobre las intervenciones y extraer información útil para establecer el impacto o los hechos contrafácticos.
Basado en una investigación documental y una serie de discusiones con profesionales, legisladores y académicos, este informe considera lo siguiente:
• Los diferentes roles que pueden desempeñar los sistemas de monitoreo y evaluación y las preguntas que pueden responder en las diferentes etapas de un proceso de justicia transicional. Este informe recomienda realizar evaluaciones desde el principio para informar el diseño y generar circuitos de retroalimentación en los procesos en curso.
• Las características clave de los procesos de justicia transicional, incluida su complejidad, su naturaleza política y los contextos difíciles en los que generalmente se implementan.
• La combinación de métodos cualitativos y cuantitativos y el diseño enfoques de seguimiento y evaluación que permitan capturar datos contextuales abundantesy registrar resultados inesperados.
• Las dinámicas de poder, exclusión y problemas relacionados con el lenguaje, particularmente en contextos frágiles y cuando se trata de poblaciones vulnerables.
• Enfoques de monitoreo y evaluación que sean sensibles al conflicto, centrados en las víctimas y participativos.
• La Agenda de Desarrollo Sostenible como marco para medir los resultados de la justicia transicional. Si bien es un marco conceptual políticamente legítimo y útil, hay margen de mejora, ya que los indicadores actuales no se adaptan perfectamente a contextos en los que una gran proporción de la población ha sufrido abusos de derechos humanos.
En general, las partes interesadas en la justicia transicional deben adoptar un enfoque “centrado en el usuario” para medir el progreso y los resultados, adoptando un enfoque que ponga en el centro a las personas a las que dichos procesos deben servir. Hacerlo les permitirá concentrarse en recopilar los datos que verdaderamente importan, establecer circuitos de retroalimentación, aprender de sus intervenciones y mejorarlas continuamente.
