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En situaciones como la que vive Colombia, que hoy cuenta con más de 4 millones de víctimas (entre ellas 376 mil registradas en la Fiscalía General de la Nación esperando justicia), maximizar los mecanismos de rendición de cuentas debe ser una prioridad para dar respuestas pertinentes y oportunas y reivindicar su dignidad. Esto supone entender que el derecho a la justicia no se agota en la justicia penal, y que en un contexto de masividad de violaciones de derechos humanos como el que caracteriza a Colombia después de casi 50 años de conflicto armado interno, no es posible lograr la investigación y sanción penal de cada uno de los hechos y de cada uno de los perpetradores.

El próximo miércoles 1 de agosto se realizará el acto de lanzamiento del documental “Y sin embargo, crecen flores”, una producción del Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ) que presenta la historia de dos mujeres víctimas del conflicto armado y líderes en la búsqueda de una reparación digna.

La expedición del denominado “Marco jurídico para la paz” en Colombia plantea varias preguntas. Gustavo Salazar, coordinador programático de ICTJ Colombia, analiza las posibilidades de esta reforma legislativa en el marco de la justicia transicional. "Una de las necesidades urgentes es la aplicación de una política integral de justicia transicional, que tenga presente la interacción y complementariedad de lo penal con la verdad, la reparación y las garantías de no repetición", escribe.

De diversas maneras, las mujeres juegan un papel fundamental en la aplicación de mecanismos de justicia, verdad y reparación en Colombia. Por una parte, son las principales abanderadas del reclamo por la verdad y la justicia en los casos de violencia cometida contra un ser querido. Por otra parte, han sido víctimas de diversas formas de violencia, que aún poco se reconoce. Pero, sobretodo, porque las organizaciones feministas y las que luchan por los derechos de las mujeres han empezado a incluir en sus agendas la reparación de mujeres víctimas.

Hoy, 16 de noviembre, vea en vivo la transmisión del Seminario Internacional Reparación Transformadora a Mujeres Víctimas del Conflicto desde Bogotá, Colombia. El evento cuenta con la presentación de Rosa Cobo, sobre los desafíos actuales de la teoría feminista; de Cristián Correa, sobre el derecho...

“No puede haber reparaciones en clave de género si no hay previamente verdad en clave de género”. Con esta aseveración, Julie Guillerot abrió un camino a la construcción de propuestas en el Seminario Internacional “Reparación transformadora a Mujeres víctimas del conflicto armado”, realizado en Bogotá el pasado 16 de noviembre. El Seminario contó con la participación de las más importantes organizaciones nacionales de mujeres de Colombia, de organizaciones de mujeres víctimas en diversas regiones del país, de las entidades del Estado que desarrollan las políticas de reparación, y de invitados internacionales.

Entre los grupos poblacionales afectados por la violencia en conflictos armados o regímenes represivos, los niños y jóvenes son algunos de los más vulnerables. Cuando los vacíos en la garantía de los derechos humanos básicos llegan a ser normales para una sociedad, los estándares de educación, relaciones familiares y recreación que reciben los menores los dejan en situación de alta vulnerabilidad al maltrato físico y psicológico, al desplazamiento, el reclutamiento forzado por parte de grupos armados ilegales y otras formas de explotación.

El Perú aún necesita aceptar su historia y avanzar hacia el país inclusivo y democrático que desea ser. Esto exige ofrecer reparaciones en la forma integral definida por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, escribe Cristián Correa en esta columna de opinión.

Cada día hay más pruebas de que en la brutal guerra civil siria se están cometiendo violaciones sistemáticas de los derechos humanos. La política de contención no basta: la comunidad internacional no puede aceptar un statu quo en el que decenas de civiles mueren cada día, y los sirios tampoco aceptarán sin más que esos horrendos crímenes queden impunes, escribe David Tolbert en esta columna de opinión.