Los libros abiertos de las comisiones de la verdad latinoamericanas

29/07/2013

El foro “Experiencias latinoamericanas de comisiones de la verdad”, realizado por el ICTJ en Bogotá el 22 de julio, reunió en una jornada a protagonistas de los debates, las experiencias y las lecciones aprendidas de algunos de los principales procesos que ha vivido el continente en el esclarecimiento de la verdad sobre las violaciones masivas de derechos humanos en cuatro países: Argentina, Perú, Guatemala y Paraguay.

Estas comisiones de la verdad, guiadas por la necesidad de hacer públicas situaciones que no se sabían o que se ocultaban respecto de historias de horror, han sido punta de lanza de las acciones que estas sociedades han realizado para afrontar el pasado.

La jornada aportó valiosas reflexiones para Colombia, que adelanta el debate sobre cómo debe ser el proceso de búsqueda la verdad sobre las violaciones de derechos humanos que han tenido lugar en el país durante más de 50 años de conflicto armado. A continuación les resumimos algunas de las ideas y debates principales abordados durante el Foro Latinoamericano.

Misión y objetivos de una comisión de la verdad

Los primeros pasos que se dan al establecer una comisión de la verdad y trazar su mandato, sus objetivos y su alcance, son decisivos para establecer su impacto. Esto dijeron los ponentes de la primera sesión del Foro Latinoamericano, Eduardo González, integrante de la Comisión de Verdad y Reconciliación de Perú y director del programa de Verdad y Memoria del ICTJ, y Rafael Mazzella, miembro de la comisión de la verdad de Argentina, conocida como CONADEP.

El mandato de una comisión de la verdad responde a la pregunta: ¿Qué vamos a investigar, y por qué vamos a investigar precisamente esto?
    Para González, el mandato de una comisión de la verdad responde a la pregunta: ¿Qué vamos a investigar, y por qué vamos a investigar precisamente esto? En esa medida, es necesario preguntarse si la comisión va solamente a describir y catalogar los hechos, o si también va a dar una explicación histórica y política de por qué ocurrieron estos hechos.

Esas definiciones iniciales sobre el periodo histórico que quiere investigarse, los tipos de violaciones a incluir, el tipo de agente que se va a investigar y el territorio a abarcar resultan fundamentales. En Argentina, por ejemplo, expresó Mazzella, el hecho de incluir las zonas rurales entre el territorio a investigar llevó a la comisión de la verdad a identificar que la población afectada no se circunscribía a la clase media-alta urbana exclusivamente, como se pensaba. “En el campo encontramos 3.000 casos que no estaban registrados por las organizaciones, de los cuales el 65% era población analfabeta”.

>Ver video de la sesión 1.

La investigación en las comisiones de la verdad: ¿Dónde poner el ojo?

La sesión dedicada al tema de la investigación en las comisiones de la verdad comenzó con la intervención de Marcie Mersky, ex integrante de la Comisión de Esclarecimiento Histórico de Guatemala y directora de programas del ICTJ, quien resaltó que dicha comisión de la verdad fue el resultado de los esfuerzos de la sociedad civil, que tenía como objetivo enfrentar la negación de la violencia por parte del Estado. Aclaró, sin embargo, que el mandato de la comisión de la verdad, negociado en los acuerdos de paz, no refleja esa pretensión de las organizaciones sociales.

La comisión, que revisó el periodo de 1962 a 1996, registró unos 7.500 casos que eran apenas una porción del universo de víctimas. Estos incluían casi 24 mil ejecuciones extrajudiciales, 6 mil desapariciones forzadas y casi 680 masacres. Según la proyección estadística, hubo aproximadamente 160 mil muertos, 40 mil desaparecidos forzados y 600 mil desplazados, todos ellos civiles, entre una población de alrededor de 6 millones. Para investigar estos casos, la comisión estableció oficinas regionales y se desplazó en busca de las víctimas.

>Ver la intervención de Marcie Mersky en la sesión 2.

La Comisión de Verdad y Reconciliación del Perú, CVR, que funcionó durante 26 meses entre 2001 y 2003, se centró en la investigación del conflicto armado que operó en el Perú entre 1980 y 2000. Según Félix Reátegui, ex miembro de esta comisión y asociado sénior del programa de Verdad y Memoria del ICTJ, su investigación estaba orientada a producir verdad sobre las violaciones producidas por los actores armados y sobre aquellas consideradas crímenes internacionales.    
En Guatemala, la comisión de la verdad fue el resultado de los esfuerzos de la sociedad civil

Para Reátegui, una comisión de la verdad tiene que hablar tanto de la criminalidad inserta en el proceso, como de la experiencia pasada y presente de las víctimas: de quiénes y cuántos son, dónde están, qué daños sufrieron, qué necesidades tienen, y qué demandas postulan. Además, debe identificar cuáles son las grandes verdades que quiere llegar a conocer, y cuáles aquellas que según los estándares tiene la responsabilidad de esclarecer. Así, es preciso esclarecer: “una verdad sobre los aspectos jurídicos del proceso de violencia, y otra sobre aquellos saberes que necesitamos difundir a la sociedad, que incluyen los aspectos sociológicos, antropológicos, psicológicos, entre otros, que subyacen al desarrollo de la violencia”.

>Ver la intervención de Félix Reátegui en la sesión 2.

Yudith Rolón, defensora de víctimas y representante de la Comisión de Verdad y Justicia de Paraguay, presentó la manera como esta comisión abordó el tema de la investigación. Dicha comisión, que no se planteó ser un ente para la reconciliación sino para la justicia, concentró su investigación en la identificación de violaciones de derechos humanos cometidas por agentes estatales o paraestatales, entre ellas, las desapariciones forzadas, las torturas y los exilios. Sus comisionados hicieron énfasis en las detenciones arbitrarias y en la usurpación de tierras, así como en las afectaciones de poblaciones específicas como las mujeres, los niños y los pueblos indígenas.

El aporte de las comisiones de la verdad a la justicia

Esta sesión tomó como modelo los casos de Perú y Argentina. Félix Reátegui afirmó que como la mayoría de las comisiones, la de Perú no tenía ninguna atribución de tipo judicial, ni atribuciones para promover salidas de carácter administrativo al problema de la acumulación de crímenes

Image removed.     “Tampoco tenía poderes para citar a los posibles perpetradores y, si bien podía pedir información a las instituciones del Estado, no tenía instrumentos de presión para conseguir la información.
Por eso, aún hoy, el Ministerio de Defensa de Perú se niega a entregar información para esclarecer los nombres de miembros del Ejército que aparecen en la Comisión con seudónimos”.
Además, presentó las posibilidades que, según él, una comisión tiene para influir en la adopción de medidas de justicia por parte del Estado: además de establecer la verdad, puede promover una política pública de conocimiento judicial de los hechos; proponer un marco jurídico para los crímenes que están bajo examen, y sugerir una doctrina y un sistema para el tratamiento de esos crímenes.

Por su parte, Rafael Mazzella se refirió al informe Nunca Más de Argentina, y a la manera como impactó en la justicia. Según Mazzella, la primera consecuencia de la publicación del informe fue el juicio a las juntas militares, que fue una promesa de campaña del presidente Alfonsín. La Fiscalía eligió 711 casos documentados por la Conadep para ser llevados a la justicia. Incluso en la actualidad, explicó Mazzella, el informe Nunca Más se sigue utilizando en casos de lesa humanidad.

>Ver el video de la sesión 3.

La participación: El poder de una comisión de la verdad

Uno de los temas que más inquieta a la sociedad colombiana en relación con la creación de un mecanismo para el esclarecimiento de la verdad es cómo sería la participación de la sociedad, que en este país tiene altos niveles de organización. Marcie Mersky y Eduardo González hablaron sobre las experiencias de Guatemala y Perú, respectivamente.

Según Mersky, en Guatemala, como en Colombia, las organizaciones sociales publicaban año tras año informes sobre las violaciones de los derechos humanos ocurridas en el país, “haciendo verdad y dejando constancia de lo que ocurría”. Sin embargo, contar con una comisión de la verdad se convirtió en ese país en un importante proceso social y político. “Desde el poder, muchas veces se piensa que una comisión de la verdad es la encargada de cerrar un capítulo. Pero las comisiones exitosas, más bien, han sido dadas a abrir el libro”, afirmó.

>Ver la intervención de Marcie Mersky en la sesión 4.

Con respecto a la experiencia de Perú, Eduardo González destacó que la creación de la comisión de la verdad fue una iniciativa de las organizaciones sociales. “La sociedad civil no es solo un aliado para la creación de una comisión de la verdad, sino que puede ser la razón eficiente para poner el tema en la agenda”.
Lo mismo ocurre al final del proceso, con las recomendaciones que hace la comisión de la verdad.
   
"Desde el poder, muchas veces se piensa que una comisión de la verdad es la encargada de cerrar un capítulo. Pero las comisiones exitosas más bien han sido dadas a abrir el libro”

“Las recomendaciones de política, de reforma institucional, se vuelven un punto contencioso, y es la sociedad civil la que puede mover a la implementación de las recomendaciones de la comisión de la verdad”, concluyó.

>Ver la intervención de Eduardo González en la sesión 4.

El informe final: Abriendo caminos

La última sesión de este Foro fue dedicada a analizar cómo han sido y qué han contenido los informes finales de algunas comisiones de la verdad. La de Guatemala, por ejemplo, no se limitó a hablar de los hechos, sino que abarcó también el impacto que estos causaron en la sociedad, en las organizaciones y en las instituciones, de manera especial en el sistema de justicia. Por primera vez en el informe de una comisión de la verdad en América Latina se presentó un análisis del racismo como causa del conflicto y de la contrainsurgencia como política de Estado. Entre todo el material, recogido en doce tomos, se incluyeron casos completos y se recuperaron los nombres de numerosas víctimas.

>Ver la intervención de Marcie Mersky en la sesión 5.

>Ver la intervención de Yudith Rolón en la sesión 5.

El informe final de la Comisión de Verdad y Justicia de Paraguay incluye, como particularidad, una lista de personas señaladas por las víctimas como perpetradores, y reconoce siete sitios de represión, que han comenzado a recuperar como lugares de memoria. Para la elaboración de sus recomendaciones, ambas comisiones –la de Guatemala y la de Paraguay- se basaron en el aporte de quienes rindieron testimonio. Las ponentes destacaron la importancia de las recomendaciones en el informe final, pues, según ellas, las comisiones de la verdad no resuelven los problemas de una sociedad, pero sí abren los caminos para ello.

>Ver las conclusiones del Foro, pro Eduardo González y María Camila Moreno.


¿Cómo se crea una comisión de la verdad? Navegue esta presentación interactiva en la que se explica paso a paso la creación de una comisión de la verdad.

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