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Entre el 27 de febrero y el 1 de marzo, destacados activistas indígenas se reunirán con sus homólogos y expertos de todo el mundo en la Universidad de Columbia para analizar cuál es la mejor manera de utilizar esos mecanismos para afianzar el derecho a la verdad y mejorar el acceso a la justicia de los pueblos indígenas.

El martes 12 de febrero de 2013, más de 200 personas, entre ellas representantes del ICTJ, se reunieron en el Estado de Maine, en el noreste de los Estados Unidos, para celebrar el acto oficial de constitución de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación sobre el Bienestar Infantil en el Estado de Maine Wabanaki. El día de la ceremonia una serie de actuaciones y oraciones dieron oficialmente comienzo a un proceso de tres años durante el cual se indagará en la asimilación forzada de los niños wabanaki a través de los servicios sociales públicos de asistencia a la infancia.

Cada vez es más habitual que diversas medidas de justicia transicional aborden los derechos indígenas y el ICTJ participa activamente en la elaboración de un discurso que defiende la utilidad de las comisiones de la verdad y otros mecanismos de justicia transicional en la lucha por los derechos de los pueblos indígenas.

El lunes, 28 de enero, los tribunales guatemaltecos sentenciaron que el general retirado Efraín Ríos Montt deberá ser juzgado por genocidio y crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, los augurios no eran tan optimistas justo antes de las vacaciones navideñas, y de hecho algunos sucesos hicieron tambalear la rendición de cuentas. Para analizar y contextualizar estos recientes sucesos en el ámbito de la justicia guatemalteca conversamos con Marcie Mersky, directora programática del ICTJ y experta en cuestiones de derechos humanos en Guatemala.

Por segundo año consecutivo, el ICTJ forma parte del Top 100 mundial de ONGs elaborado por la revista The Global Journal. Asimismo, el ICTJ fue incluido en el Top 3 de ONGs especializadas en el ámbito del derecho y la justicia, reconociendo así su labor única en ayudar a los países a fortalecer el Estado de derecho.

El próximo lunes, 10 de diciembre, el Centro Internacional para la Justicia Transicional quiere ayudar a compartir las historias de víctimas y defensores de los derechos humanos de todo el mundo. Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos, el próximo 10 de diciembre, el ICTJ quiere tender una mano a aquellos que piden verdad, justicia y dignidad para todos. Mientras vemos cómo se siguen cometiendo violaciones y represiones intolerables en países como Siria, el Congo o Egipto, queremos recordarles a los que ostentan el poder que no se puede lograr una paz duradera si no se enfrentan las violaciones masivas de derechos humanos.

El cuarto Curso Intensivo sobre Comisiones de la Verdad, organizado por el ICTJ y el Centro de Recursos Internacional por la Paz de Barcelona, se centra este año en el reto de reconocer las experiencias de los grupos más vulnerables. Profesionales de este campo y académicos de 17 países distintos participan esta semana en el taller, entre ellos miembros de la Comisión de la Verdad de Brasil y de Costa de Marfil, además de varios expertos del ICTJ de todo el mundo que se han desplazado a la ciudad condal para el evento.

Reconocido mundialmente como el Día Internacional de los Desaparecidos, el 30 de agosto nos recuerda que la desaparición forzada y la justicia transicional comparten una misma historia. De hecho, los procesos que obran en concierto y que le dieron forma al ámbito de la justicia transicional nacieron de la búsqueda de la verdad y la justicia con respecto a los desaparecidos.

"Las desapariciones forzadas son crímenes contra la humanidad. Las decisiones que tomen los políticos y funcionarios que autoricen tales prácticas en diferentes países no tienen justificación ni legal ni moral. Deben rendir cuentas y ser identificados en calidad de lo que son: enemigos de una sociedad civilizada", escribe Paul Seils, vicepresidente del ICTJ, en esta columna de opinión.

Cuando el vendedor ambulante tunecino de 26 años Mohamed Bouazizi se incineró el 17 de diciembre de 2010, su acción tuvo resonancia a lo largo de toda una región y desató lo que se conoce como la Primavera Árabe. Su grito hizo eco en todo el mundo, pues se trataba de una petición universal por la justicia, la equidad y el trato equitativo. En efecto, fue una petición en favor del Estado de derecho.