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El 7 de octubre, el mundo observó con horror cómo miembros del grupo militante Hamas masacraban a más de 1.400 israelíes, la mayoría de los cuales eran civiles, incluidos niños y ancianos, en un ataque premeditado y sofisticado. La respuesta de Israel hasta ahora no ha sido menos horrorosa. Olas incesantes de ataques aéreos indiscriminados contra Gaza han alcanzado edificios residenciales, instalaciones médicas y otras infraestructuras civiles críticas, asediando todo el enclave y dejando más de 5.000 personas muertas, entre ellas 2.000 niños. Desafortunadamente, estas atrocidades indescriptibles –cuya condena y rechazo se nos han acabado las palabras– no son acontecimientos aislados que suceden en el vacío. De hecho, son sólo los últimos episodios de un ciclo de violencia que dura 75 años.

En 2016, la Comisión Nacional Yemení para Investigar Presuntas Violaciones a los Derechos Humanos comenzó a documentar las violaciones cometidas desde el levantamiento de 2011 y durante la brutal guerra civil posterior, que continúa en la actualidad. Hasta la fecha, la comisión ha documentado más de 23.000 abusos contra los derechos humanos y remitido más de 2.000 casos al Ministerio Público de Yemen para su enjuiciamiento. Sin embargo, no se ha emitido ningún veredicto en ninguno de estos casos. Para ayudar a los comisionados y miembros del poder judicial de Yemen a promover la rendición de cuentas, el ICTJ organizó un taller para ellos sobre mecanismos de justicia transicional. Sin embargo, para brindar una justicia que satisfaga todas las necesidades de reparación de las víctimas, estos esfuerzos deben ser parte integral de un proceso de justicia transicional más amplio y multifacético.

El ICTJ tiene más de dos décadas de existencia. En el momento de su creación, muchos de quienes contribuyeron a las transiciones en Argentina, Chile, Guatemala, Sudáfrica y la ex Yugoslavia vieron el valor de una organización especializada que pudiera aprovechar diversas experiencias ...

The cover of a report with the text, "2022-2027, Strategic Plan," with an image of people embracing underneath.

ICTJ y el proyecto Bridges of Truth están lanzando Tomorrow We Continue, un nuevo cortometraje animado que sigue a una joven madre de dos hijos cuyo esposo fue detenido y desaparecido por las fuerzas de seguridad en Siria hace algunos años. La película lleva al espectador en su viaje como refugiada en busca de seguridad en Berlín y describe las luchas diarias que enfrenta una vez que se instala mientras trata de ganarse la vida y cuidar a sus hijos mientras continúa buscando a su esposo. Desde que comenzó el levantamiento en Siria en 2011, más de 100.000 personas han sido desaparecidas o detenidas arbitrariamente. Las familias que dejan atrás pueden mudarse a lugares más seguros como refugiados, pero la búsqueda de sus seres queridos persiste dondequiera que vayan. Esta película es una de sus historias.

Nousha Kabawat y Elena Naughton El 15 de septiembre, el ICTJ organizó un evento paralelo sobre los desaparecidos en Siria, patrocinado por los gobiernos de Luxemburgo y Finlandia, durante la 77ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. El evento fue oportuno, ya que abordó una propuesta...

El papel de la participación de las víctimas en los procesos penales internacionales, ya sea en tribunales internacionales, mixtos o nacionales, ha sido durante mucho tiempo un tema de debate público entre los profesionales de la justicia penal y los activistas de derechos humanos. Tras las...

Qutaiba Idlbi y Nousha Kabawat Como parte de sus esfuerzos continuos para apoyar a las organizaciones de la sociedad civil siria que buscan poner fin a las desapariciones forzadas en Siria, el ICTJ organizó una visita a los Estados Unidos para miembros de dos destacadas asociaciones de familias...

En la última ronda de negociaciones entre Ucrania y Rusia en Estambul el 29 de marzo, el presidente turco Tayyip Erdogan llamó a ambas delegaciones a actuar con responsabilidad y acordar un alto al fuego. Les recordó su misión histórica de lograr una paz justa. No hay nadie que se oponga a tal declaración. Sin embargo, como hemos visto antes en muchos otros conflictos, definir qué significa justicia en el contexto de la guerra puede representar un obstáculo aparentemente insuperable.

Afganistán es un trágico ejemplo de cómo un país en transición puede revertir drásticamente el arduo camino hacia la paz y la democracia y regresar a un abismo de violencia y represión a una velocidad vertiginosa. En el lapso de unas pocas semanas, los talibanes recuperaron el control del país. Cuando finalmente entraron en Kabul, el gobierno afgano respaldado internacionalmente colapsó. Ahora al mando, los talibanes no han perdido tiempo en demostrar su objetivo de volver a imponer el mismo gobierno extremista y opresivo, a pesar de las declaraciones iniciales que afirman un compromiso con la paz y los derechos humanos.

Solo hace falta echar un vistazo rápido a las noticias para ver cómo el mundo ha vuelto a fallar a los civiles afganos. Afganistán no ha tenido muchos años buenos en las últimas cuatro décadas de guerra, pero los últimos 15 meses han sido decididamente tensos. El caos actual y el aumento de la violencia son prueba de que, a pesar de lo que ha proclamado el gobierno de los EE. UU., la “guerra eterna” continúa. La paz y la justicia significativa y centrada en las víctimas siguen siendo esquivas.